Más grasa de la que requerimos no es una ventaja sino algo en detrimento
de una buena nutrición. Entre más grasa comemos, más nos alejamos de satisfacer
nuestras necesidades nutricionales. Un flujo estable de investigación se
publica regularmente relacionando las dietas altas en grasa a casi cada tipo de
malestar digestivo, desorden sanguíneo y enfermedad degenerativa. Mucho de esto
es causado por la habilidad reducida del cuerpo para tomar, transportar y
entregar el oxígeno a los trillones de células. (Discutimos esto a profundidad
en el capítulo 2. Además, demasiada grasa reduce el número actual de células
rojas viables. El consumo excesivo de grasa puede ser algo común, pero no es
nada menos que un desastre nutricional.
Una dieta alta en grasa no sólo
destruye nuestra salud, sino que nos envejece, también. Debido a nuestra
incapacidad para saborear grasa, tendemos a aderezar nuestros alimentos grasos
con estimulantes y condimentos irritantes, para darles sabor. Estos mismos
estimulantes y condimentos aceleran el proceso de envejecimiento. Pagamos por
cada “subida” con su posterior bajada. Todas las sustancias aisladas extraídas
de alimentos enteros tienen este efecto sobre el cuerpo, inclusive si son
promovidas como suplementos, ayudas para el rejuvenecimiento y la belleza, u
otros tipos de promotores de la salud. Combina la influencia de estos aditivos
para alimentos junto con el trabajo extra que el cuerpo realiza para procesar
los alimentos altos en grasa, así como los compromisos en la función de la
sangre que plaga a las personas en el hábito de comer dietas pesadas y grasosas
y tienes la perfecta receta para el envejecimiento prematuro y el decaimiento
de la salud.
El aceite no es un alimento saludable
Aunque hemos aprendido y demostrado repetidamente que los alimentos
integrales son la única fuente de nutrición balanceada, muchos consejeros de
salud nos dicen que las grasas y aceites aislados y refinados deben ser
considerados “alimentos sanos.” Casi todos ellos venden algún tipo de aceite de
“grado alimenticio”, lo cual parece ser una muestra de aprobación bastante
fuerte. ¿Se supone que debamos ignorar esta obvia contradicción?
Algunos vendedores promueven el consumo de aceite como parte de un
programa de “limpieza” interno o de “desintoxicación”. Yo inclusive he
escuchado referirse al aceite como “jugo,” con la sugerencia de que lo bebamos
como una práctica diaria sana. Este es el tipo de cosas que suenan ridículas
para los científicos y nutriólogos convencionales, y, al menos de acuerdo a
muchos expertos de salud, es por lo que el movimiento de alimentos crudos es
tema de risas entre la comunidad científica.
Aceites… comida chatarra carcinogénica o, calorías vacías cuando mucho
Los
aceites refinados (incluyendo los de coco, linaza, oliva, cáñamo, almendra y
otros, que son promovidos como “puros” o “especiales” debido a su fuente o a
métodos de procesamiento cuidadosos) son esencialmente calorías vacías, no
aptos para consumo humano. A estos se les removió la fibra, proteína y
carbohidratos que acompañaban al alimento entero del que fueron derivados,
dejando un producto fraccionado desbalanceado que es 100% grasa.
En
contraste, las grasas de alimentos enteros consumidas moderadamente (nueces
frescas, semillas, aguacates o la carne de coco tierno) proveen parte de
una
nutrición útil y no son automáticamente dañinas para la salud. Utilizar tales
fuentes intactas de grasa en aderezos de ensalada y en otros platillos con su
complemento entero de macro y micronutrientes es preferible por mucho que
utilizar aceites refinados.
A
pesar de que los vendedores de aceites promueven una amplia variedad de
beneficios de salud que pueden ser ganados de los fitoquímicos contenidos en
los aceites prensados en frío, no puede haber duda que estos delicados
micronutrientes son más potentes cuando se les deja intactos adentro de los
alimentos integrales. Una nutrición máxima ocurre cuando nuestros dientes son
la primera cosa en romper el paquete de la Naturaleza... en vez de una máquina,
un electrodoméstico o inclusive un cuchillo.
Aún
más, la fibra contenida en las plantas enteras ayuda a evitar que las
grasas
se vuelvan rancias. Poco tiempo después de extraer cualquier aceite de su
fuente y de descartar la fibra ocurre la etapa temprana de la rancidez (y con
ella una potencial carcinogenicidad), aunque no podamos detectarla. Conforme la
rancidez empieza su proceso, los micronutrientes se ven dañados.
Si
llamar a un aceite refinado como “calorías vacías” no es de tu total agrado,
atribúyeselo a un buen mercadeo—porque el aceite (grasa pura) cuadra
perfectamente con la descripción de calorías vacías, junto con los polvos de
proteína (proteína pura) y el azúcar de mesa (carbohidrato puro). Estos
incluyen productos populares en el mercado de alimentos crudos tales como caña
de azúcar evaporada (Rapadura) y proteína de cáñamo. Las calorías vacías
invariablemente proveen un valor nutricional más bajo que sus contrapartes de
alimentos enteros.
Si
pensamos sólo en términos de síntomas, podremos entonces percibir algunos
beneficios del consumo de aceites. Pero cuando se extrae el aceite de las
nueces y semillas en un vano intento de maximizar sus propiedades anticáncer y
concentrar otros nutrientes, creamos desbalances (casi siempre indetectables)
en el cuerpo que producen problemas de salud no intencionados. Añadir aceites
en la dieta para tratar síntomas tales como piel seca, eczema, caspa, candida,
dolores en las articulaciones, etc., que no fueron causados por una falta de
aceites (de hecho, ningún síntoma conocido es causado por una falta de aceite),
no tiene ningún sentido.
En
vez de tratar o suprimir los síntomas de cualquier condición, es siempre una
estrategia más saludable remover las causas de la condición. La verdadera salud
es creada desde adentro hacia afuera, no a través de lociones, pociones u otras
ayudas. Incrementar la cantidad de frutas y verduras ricas en su contenido de
agua, mientras que reducimos el consumo de grasa a un rango saludable es la
base para crear una vida saludable.
Comer
por salud requiere un cambio en el pensamiento que va de “¿es esto bueno y
necesario para mi?” a “¿para qué estoy diseñado?” Sin importar cómo lo veamos,
el aceite simplemente no es necesario en nuestra dieta y nunca debería
considerarse un alimento sano.
10% grasa para una buena
salud
Si
eres relativamente nuevo a la idea de monitorear tu proporción de
caloronutrientes, disminuir tu consumo de grasa total a las primeras cantidades
de dos cifras (por debajo de 20%) es un excelente objetivo inicial. Tú puedes
lograr esto simplemente calculando la grasa en tus
semillas/nueces/aguacates/etc., sin incluir la grasa encubierta en tus frutas y
verduras bajas en grasa. Estos alimentos añaden solo una cantidad
insignificante de grasa a la ingesta diaria—sólo unos pocos puntos porcentuales
en total.
Conforme
consumir un volumen mayor de frutas y verduras se vuelve más fácil, puedes
decidir que vale la pena llevar registro por un breve período de las grasas
encubiertas así como las descubiertas, para así obtener una visión más realista
de tu consumo de grasa total. Puede que te des cuenta que es necesario ser más
cuidadoso en monitorear la ingesta de grasa, al menos al inicio, dado que las
calorías de grasa son más concentradas que las calorías de carbohidratos o
proteína y, por tanto, más fáciles de pasar por alto.
El sube-y-baja de los caloronutrientes
Una dieta
verdaderamente saludable está bien balanceada en nutrientes, pero el balance no
es el que se nos ha enseñado. Comer 80%+ de las calorías a partir de
carbohidratos, con la grasa y proteína en las cifras altas de un solo digito es
lo que de hecho balancea bastante bien lo que yo denomino “el sube-y-baja de
los caloronutrientes”.
En
la gráfica anterior, la proteína es el punto de apoyo, y la grasa pesa tanto en
nuestro sistema que una pequeña cantidad nos rinde muy bien para lo que
necesitamos. Un sube-y-baja de caloronutrientes balanceado estaría en 80%+ de
carbohidratos, con la proteína y grasa en dígitos de una cifra (menos del 10%).
Cuando esta proporción de nutrientes proviene de plantas enteras, frescas,
maduras, crudas y orgánicas, entonces el resto de los nutrientes relacionados
con la comida será consumido en las cantidades óptimas para la salud humana.
fuente: extracto del libro 80/10/10 escrito por el Dr. Douglas Graham.
su pagina web: http://www.foodnsport.com/about/
Shalom.
Javier Reyes
Bible Prophecy