Bienvenidos al siguiente tema de nutrición, que se titula
"Prácticamente, no existen nutrientes en los alimentos de
origen animal que no puedan proporcionarnos las plantas de una forma más sana"
En general, en
términos de composición de nutrientes, cualquier alimento de origen vegetal se
asemeja más a otros alimentos de origen vegetal que a los de origen animal. Lo
mismo puede afirmarse de estos últimos: son más parecidos a otros alimentos de
origen animal que a los de origen vegetal. Por ejemplo, aunque el pescado es
muy diferente de la carne de vaca, se asemeja más a ella que al arroz. Incluso
los alimentos que constituyen la “excepción” de esta regla tal como los frutos
secos, las semillas y los productos animales bajos en grasa procesados– se
sitúan en diferentes grupos de “nutrientes” vegetales y animales.
Comer animales es una experiencia nutricional
marcadamente distinta que comer plantas. Las cantidades y clases de nutrientes
presentes en estos dos tipos de alimentos, que se muestran en el gráfico 11.2 ilustran
estas asombrosas diferencias nutricionales.
GRÁFICO 11.2: COMPOSICIÓN DE NUTRIENTES DE LOS ALIMENTOS
DE ORIGEN ANIMAL Y VEGETAL (POR CADA 500 CALORÍAS DE ENERGÍA)
Como
puedes ver, los alimentos vegetarianos tienen una cantidad muy superior de
antioxidantes, fibra y minerales con respecto a los de origen animal. En
realidad, estos últimos carecen prácticamente de muchos de dichos nutrientes, y
por otro lado, contienen mucho colesterol y mucha grasa. También suelen tener
menos proteínas que los vegetales, y más vitamina B12 y vitamina D, aunque esta
última se debe en gran medida a la leche enriquecida artificialmente.
Obviamente, hay algunas excepciones: algunos frutos secos y semillas son ricos
en grasas y proteínas (por ejemplo, los cacahuetes o las
semillas
de sésamo) y algunos alimentos de origen animal contienen poca grasa porque es
extraída mediante procedimientos industriales (por ejemplo, la leche
desnatada). Pero si lo analizamos más detenidamente, las grasas y proteínas de
los frutos secos y las semillas son de naturaleza diferente: son más saludables
que la grasa y la proteína de los alimentos de origen animal y, además, están
acompañadas por algunas sustancias antioxidantes muy interesantes. Por otra
parte, los alimentos de origen animal procesados que son bajos en grasa siguen conteniendo
colesterol, abundantes proteínas y muy pocas cantidades –o ninguna– de
antioxidantes y fibra dietética, igual que otros alimentos de origen animal.
Puesto que los nutrientes son los principales responsables de los efectos
saludables de lo que comemos y teniendo en cuenta estas importantes diferencias
entre los productos de origen animal y vegetal, ¿no sería razonable suponer que
deberíamos experimentar efectos claramente diferentes según la variedad de
alimentos que consumimos?
Por
definición, para que una sustancia química alimenticia sea un nutriente esencial,
debe cumplir dos requisitos:
La
sustancia química es necesaria para el buen funcionamiento del organismo.
La
sustancia química debe ser algo que nuestro organismo no es capaz de producir
por sí mismo y que, por consiguiente, debe obtener de una fuente exterior.
Por
ejemplo, el colesterol no es una sustancia química esencial; se trata de un
componente de los alimentos de origen animal que no existe en los alimentos
vegetarianos. El colesterol es imprescindible para la salud y nuestro organismo
puede producir todo el que precise, de modo que no necesitamos consumir
alimentos que lo contengan. Por lo tanto, no es un nutriente esencial.
Los
alimentos de origen animal contienen cuatro nutrientes que no poseen la mayoría
de los vegetales: el colesterol y las vitaminas A, D y B12. Tres de estos
nutrientes no son esenciales. Como ya he mencionado, nuestro cuerpo produce
colesterol de forma natural; también puede producir fácilmente vitamina A a
partir de los betacarotenos y vitamina D a través de la exposición de la piel a
la luz solar durante unos quince minutos cada dos días. Pero estas dos
vitaminas resultan tóxicas cuando se consumen en grandes cantidades. He aquí
otra indicación de que es mejor recurrir a los precursores de las vitaminas –el
betacaroteno y la luz del sol– para que nuestro cuerpo pueda controlar
adecuadamente la cantidad de vitaminas A y D que necesitamos en cada momento.
la Vitamina B12.
La vitamina B12 es más problemática. Está formada por
microorganismos hallados en el suelo y por microorganismos presentes en los
intestinos de los animales, incluyendo los nuestros. La cantidad producida en
nuestros intestinos no se absorbe adecuadamente, por lo cual se recomienda
consumir esta vitamina a través de los alimentos que la contienen. La
investigación científica ha demostrado de forma convincente que las plantas que
crecen en terrenos de buena calidad, con una adecuada concentración de vitamina
B12, absorben fácil y rápidamente este nutriente. No obstante, las plantas
sembradas en campos “inertes” (suelo inorgánico) pueden ser deficientes en
vitamina B12. En Estados Unidos, la mayor parte de la agricultura se realiza en
suelos relativamente inertes, diezmados por años de uso de pesticidas,
herbicidas y fertilizantes inorgánicos. De manera que las plantas que crecen en
estos terrenos y se venden en nuestros supermercados carecen de esta vitamina.
Por otra parte, vivimos en un mundo tan aséptico que rara vez entramos en
contacto directo con los microorganismos que habitan en el suelo y producen la
vitamina B12. En un momento de nuestra historia, la obteníamos de los vegetales
que aún traían un poco de tierra del huerto adherida a ellos. Como
consecuencia, parece razonable pensar que, hoy en día, los norteamericanos que
se alimentan
de frutas y verduras lavadas con esmero y no consumen productos de origen
animal probablemente no obtengan cantidades suficientes de vitamina B12.
Vitamina D.
A pesar de que la obsesión de nuestra sociedad por los
suplementos alimenticios resta valor a otra información nutricional que es
mucho más importante, esto no significa que siempre se deban evitar los
suplementos. Se estima que en nuestro cuerpo hay una reserva de vitamina D para
tres años. Si no tomas ningún producto de origen animal durante tres años o
más, si estás embarazada o amamantando a un bebé, deberías considerar la
posibilidad de tomar un pequeño suplemento de vitamina B12 esporádicamente, o
acudir a la consulta de tu médico de familia una vez al año para conocer tus
niveles de vitaminas B y homocisteína en sangre. Del mismo modo, si no te
expones el tiempo suficiente a la luz del sol, en especial durante los meses de
invierno, podrías también optar por un suplemento de vitamina D. Te
recomendaría tomar la dosis mínima y esforzarte por salir un poco más al
exterior.
A estos suplementos los denomino “separación de las
píldoras naturales”, porque la mejor respuesta para esta cuestión es llevar una
dieta sana –que incluya alimentos vegetarianos frescos y orgánicos que han sido
cultivados en un suelo rico en nutrientes– y pasar bastante tiempo al aire
libre. Retornar a un estilo de vida natural ofrece también muchos otros
beneficios.
Los suplementos vitamínicos no son una panacea para la
buena salud.
Como la nutrición opera como un sistema bioquímico
infinitamente complejo, en el que participan miles de sustancias químicas y se
producen miles de efectos sobre tu salud, no tiene mucho sentido pensar que los
nutrientes que se consumen por separado en forma de suplementos puedan
sustituir a los alimentos integrales. Los suplementos alimenticios no
contribuirán a una buena salud duradera y, por otra parte, pueden tener efectos
secundarios no previstos. Además, las personas que recurren a ellos no hacen
más que demorar un cambio de hábitos alimentarios que sería muy beneficioso
para su salud. Los peligros de la dieta occidental no se pueden eludir mediante
píldoras de nutrientes.
A lo largo de los últimos veinte o treinta años, he visto
proliferar el interés por los suplementos alimenticios y he llegado a
comprender claramente los motivos del surgimiento y de la evolución de esta industria, que hoy
en día es enorme. Obtener amplios beneficios es un incentivo excelente y las
nuevas normativas gubernamentales han allanado el camino para la expansión del
mercado. Por otra parte, los consumidores quieren mantener su dieta habitual y
el hecho de tomar algunos suplementos los hace sentirse mejor en relación con
los efectos potencialmente adversos que su alimentación tiene para la salud.
Recurrir a los suplementos implica que los medios pueden contarle a la gente lo
que desea escuchar y que los médicos tienen algo que ofrecer a sus pacientes.
Como resultado, nuestro paisaje nutricional cuenta ahora
con una industria de suplementos alimenticios que mueve muchos billones de
dólares, y la mayoría de los consumidores se han dejado convencer de que lo que
compran es salud. Esta era la fórmula del desaparecido doctor Atkins. Él
defendía una dieta rica en proteínas y en grasas –sacrificando la salud a largo
plazo por una ganancia a corto plazo–, así como también el consumo de sus
propios suplementos para conseguir lo que, en sus palabras, eran los problemas
comunes de las personas que hacen dieta, entre los que se incluyen el
estreñimiento, el hambre, la ansiedad por comer algo dulce, la retención de
líquidos, el cansancio, el nerviosismo y el insomnio.
Esta estrategia de recuperar y mantener la salud mediante
suplementos alimenticios, comenzó a ponerse de moda en 1994-1996, tras la
investigación a gran escala de los efectos de los suplementos de betacaroteno
(un precursor de la vitamina A) sobre el desarrollo del cáncer de pulmón y de
otras dolencias.2-3 Sin embargo, después de utilizar los suplementos durante un
periodo de cuatro a ocho años, el cáncer de pulmón no solo no ha disminuido tal
como se esperaba, sino que, por el contrario, ¡ha aumentado! Y, hasta el
momento, tampoco se ha demostrado que las vitaminas A y E reporten ningún
beneficio para prevenir las enfermedades cardíacas.
Desde entonces, con el propósito de determinar si las
vitaminas A, C y E pueden prevenir las cardiopatías y el cáncer, se han llevado
a cabo un gran número de ensayos que han costado cientos de millones de
dólares. Recientemente, se han publicado dos importantes revisiones de dichos
ensayos. Los investigadores afirman que “no consiguieron determinar el
equilibrio entre los beneficios y los perjuicios derivados del uso rutinario de
suplementos de vitaminas A, C o E, de los complejos multivitamínicos que
contienen ácido fólico, ni de las combinaciones de antioxidantes para la
prevención del cáncer o de las enfermedades cardiovasculares”.De hecho, incluso
llegaron a desaconsejar el uso de suplementos de betacaroteno.
Esto no significa que estos nutrientes no sean
importantes. Lo son, aunque solo cuando se consumen a través de los alimentos y
no como suplementos. Aislar los nutrientes con la intención de obtener los
mismos beneficios que pueden proporcionarnos los alimentos integrales revela una
absoluta ignorancia sobre cómo funciona la nutrición en el organismo. Un
artículo especial, publicado hace poco tiempo en el New York Times,6 documenta
el fracaso de los suplementos alimenticios como beneficio para la salud. Confío
en que, con el paso del tiempo, sigamos “descubriendo” que recurrir a ellos con
el propósito de mantener la salud, sin abandonar la típica dieta occidental, no
solo es un gasto de dinero sino también un peligro potencial.
Extracto del libro de China. pagina 203, 204, 205, 206, 207.
ELOGIOS
PARA EL ESTUDIO DE CHINA
“El Estudio de China”
brinda información de importancia fundamental que puede salvar la vida de todos
los americanos que aspirana tener buena salud. Pero implica mucho más que eso;
las revelaciones del Dr. Campbell sobre la profesión médica y de sus
investigaciones contribuye a que la lectura de este libro resulte fascinante y
que sea un posible factor de cambio para todos nosotros en el futuro. Todos los
investigadores y los profesionales de la salud de mundo deberían leerlo”.
DR. JOEL FUHRMAN, autor de Eat to Live
“Está respaldado por
estudios muy bien documentados —revisados por sus colegas— así como por
abrumadoras estadísticas. Nunca antes se había logrado postular a la dieta
vegetariana como la base para una vida sana con tanto rigor”.
BRADLEY SAUL,
OrganicAthlete.com
“El Estudio de China es
el libro más importante sobre nutrición y salud que se haya publicado en los últimos
setenta y cinco años. Todo el mundo debería leerlo y debería servir de modelo
para los programas de nutrición que se enseñan en las universidades. La lectura
del libro es apasionante, por no decir increíble. Los estudios científicos son
concluyentes. El libro trasluce la integridad del Dr. Campbell y su compromiso
con la verdadera educación nutricional”.
DAVID KLEIN, Editor
Living Nutrition Magazine
“El Estudio de China es
un estudio colosal sobre la dieta y la tasa de mortalidad por cáncer en más de
2,400 provincias chinas y los esfuerzos desmedidos por investigar su
importancia y sus implicaciones para la nutrición y la salud. El Dr. Campbell y
su hijo Thomas han escrito un libro importante, provocativo y vital que merece
la atención de todos nosotros”.
DR. FRANK RHODES
Presidente Emérito
(1978–1995), Universidad de Cornell
“El Estudio de China de
Colin Campbell es un libro importante que merece la pena leer. En colaboración
con su hijo Tom, Colin estudia la relación entre dieta y enfermedad y sus
conclusiones son sorprendentes. El Estudio de China es una historia que
debe ser atendida”.
DR. ROBERT RICHARDSON
Premio Nobel de Física en
1996 y Vicerrector de Investigación en la Universidad de Cornell
“El Estudio de China es una
investigación de avanzada que responde las preguntas que médicos, científicos y
lectores interesados en la salud se han formulado durante muchos años. Tras
laboriosas investigaciones, proporciona la respuesta a los problemas
nutricionales más importantes de nuestro tiempo: ¿Cuál es la causa real del
cáncer? ¿Cómo podemos vivir más?¿Qué conseguirá revertir la epidemia de
obesidad? Prescindiendo de dietas de moda, basado en sólidas evidencias y
redactado con claridad por una de las autoridades más respetadas en el campo de
la nutrición, El Estudio de China marca el punto crucial en nuestra
comprensión de la salud”.
DR. NEAL
BARNARD,
Presidente del
Comité de Médicos para la Medicina Responsable
“Todos los que
trabajamos en nutrición debemos estar agradecidos al Dr. Campbell, quien es una
de las grandes eminencias en el tema. Este es uno de los libros más importantes
que jamás se haya escrito sobre nutrición-leerlo puede salvarte la vida”.
DR. DEAN
ORNISH,
Fundador y
Presidente del Instituto de Investigación en Medicina Preventiva en Sausalito,
California. Profesor Clínico de Medicina en la Universidad de California, San
Francisco. Autor de Dr. Dean Ornish’s Program for Reversing
Heart Disease y de Love & Survival
“El Estudio
de China es la prueba más convincente de que las enfermedades
cardiovasculares y otras enfermedades muy frecuentes en el mundo occidental se
pueden prevenir mediante la dieta. Es una lectura obligada para países
económicamente desarrollados y también para aquellos que estén experimentando
un auge económico y un cambio en el estilo de vida”.
DR. JUNSHI CHEN
Profesor
Titular de Investigaciones, Instituto de Nutrición y Seguridad Alimentaria,
Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades
“Todos aquellos
que estén preocupados por la actual epidemia de obesidad, por su propia salud y
por el impacto social y medioambiental tan impresionante que causa la dieta
occidental, encontrarán soluciones sensatas y prácticas en el libro El
Estudio de China del Dr. Campbell”.
ROBERT GOODLAND
Asesor
Principal sobre Medioambiente del Grupo del Banco Mundial (1978–2001)
“El libro El
Estudio de China del Dr. Campbell es la historia conmovedora y perspicaz
sobre la vigente lucha por comprender y explicar la conexión que hay entre lo
que comemos y nuestra salud. El Dr. Campbell conoce el tema a la perfección,
pues fue uno de los primeros en investigar la relación entre dieta y cáncer
desde la época del primer Estudio de China, el informe NAS, el informe Diet,
Nutrition and Cancer y el informe del panel de expertos del Instituto
Americano de Investigación del Cáncer (AICR, por sus siglas en inglés), Food,
Nutrition and the Prevention of Cancer: a Global Perspective. Por lo
tanto, está capacitado para esclarecer todos los aspectos de este tema. Gracias
al excelente trabajo iniciado por el Dr. Campbell y otros visionarios como él
hace más de 25 años, en la actualidad, el Instituto Americano de Investigación
en Cáncer promueve el consumo de una dieta predominantemente vegetariana para
reducir el riesgo de esta enfermedad”.
MARILYN GENTRY
Presidente del
Instituto Americano para la Investigación del Cáncer
“El
Estudio de China es un análisis muy bien documentado sobre las falacias de
la dieta, el estilo de vida y la medicina modernos, así como de enfoques
usualmente utilizados, que suelen ser un completo fracaso. Las lecciones
aprendidas en la China proporcionan argumentos más que convincentes para
promover una dieta vegetariana como la base de una vida saludable que reduce
los riesgos de enfermedades producto de los excesos”.
Shalom
Javier Reyes
Bible prohecy.