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" Caminando por la Grasa y la intoxicación"

Introducción.


DESEQUILIBRIOS ORGÁNICOS: CAUSA Y EFECTOS

Lo que habitualmente llamamos enfermedad, es solo un síntoma del estado de desequilibrio al cual hemos llevado a nuestro organismo. En sí mismo, el cuerpo humano tiene gran cantidad de maravillosos mecanismos para resolver problemas a los que puede verse sometido: excesos, carencias, toxicidad, etc. Pero el moderno estilo de vida se las ha ingeniado para colapsar esa increíble armonía, malogrando nuestra natural capacidad de adaptación a los inconvenientes.

Asumir esta realidad, representa el cincuenta por ciento de la solución de nuestros actuales problemas de salud. Y ese es el objetivo de esta publicación: que el lector comprenda cómo él mismo ha generado tal situación de desequilibrio y -por sobre todo- cómo él mismo puede remediar tal problema en la medida que retorne a los hábitos saludables que nunca debió abandonar. En esto no hay misterios, ni tampoco soluciones mágicas. Los errores se generan principalmente por desconocimiento. En la medida que sepamos cómo opera la inmensa inteligencia corporal y comprendamos sus mecanismos, veremos que es muy sencillo jugar a favor (y no en contra) de nuestra propia naturaleza humana. También entenderemos que no habrá medicamento alguno que pueda remediar nuestros problemas, mientras no dejemos de boicotear nuestro organismo con hábitos que van en contra de las leyes naturales, bajo las cuales ha sido creado.

LA INTOXICACIÓN COTIDIANA

Dado que esta publicación está centrada en la depuración corporal, inicialmente debemos comprender cómo funciona el mecanismo de la intoxicación cotidiana. Si diariamente incorporamos más tóxicos de los que podemos evacuar, no necesitamos ser científicos para entender que la acumulación de venenos acabará por generar un colapso. Esa es la génesis de la mal llamada enfermedad: desde un eccema hasta un cáncer, todo responde al mismo mecanismo de generación. Sólo difiere el grado de toxemia y el órgano por el cual nuestro organismo expresa su claudicación.

En esta lógica de funcionamiento corporal, es importantísimo el rol que cumple la correcta nutrición, pero de poco servirá una alimentación de alta calidad en un contexto de colapso orgánico. Veremos luego que hasta el mejor de los nutrientes puede ser desaprovechado como consecuencia de estar atrofiados los mecanismos de la química corporal a causa del colapso tóxico. La analogía con un automóvil puede ayudarnos a comprender mejor este concepto. Si el vehículo está carbonizado y fuera de punto, ¿de que serviría echar en el tanque combustible de altísima prestación? Por todo lo que veremos a continuación, una persona que pretenda recuperar por sí misma su natural estado de salud -al cual está dirigida esta publicación- deberá comenzar irremediablemente por la depuración corporal. Esto no pretende imponer un orden rígido de prioridades, pero es evidente que

si no comenzamos por destapar nuestros filtros orgánicos y moderar el nivel de toxemia, todo lo demás perderá efectividad. Ejercer nuestro natural derecho a un óptimo estado de salud, se parece mucho a una mesa asentada en tres patas: todas deben estar fuertes y en equilibrio. Por ello, la tarea de limpieza orgánica se potenciará enormemente con un contemporáneo freno al ingreso de nuevas toxinas y aporte de los nutrientes esenciales que faltan. Trabajar separadamente cada aspecto, conspira contra una rápida recuperación de la salud.

 LA RENOVACIÓN PERMANENTE.

Está fuera de discusión el hecho biológico de nuestra constante renovación orgánica. Diariamente estamos produciendo millones de nuevas células que reemplazan a las más viejas. Aunque la gente piense que su cuerpo es una estructura estática que envejece, el organismo está en estado de renovación permanente: a medida que se descartan células viejas, se generan otras nuevas para reemplazarlas. Cada clase de tejido tiene su tiempo de renovación, que depende del trabajo desempeñado por sus células. Las células que recubren el estómago, duran sólo cinco días. Las células de los glóbulos rojos, después de viajar casi 1.500 kilómetros a través del “laberinto” circulatorio, sólo duran alrededor de 120 días antes de ser enviadas al “cementerio” del bazo. La epidermis (capa superficial de la piel) se recicla cada dos semanas. El hígado, desintoxicante

de todo lo que ingerimos, tiene un tiempo de renovación total calculado entre 300 y 500 días. Otros tejidos tienen un tiempo de vida que se mide en años y no en días, pero están lejos de ser perpetuos. Hasta los huesos se renuevan constantemente: todo el esqueleto de un adulto se reemplaza celularmente cada diez años. Recientes estudios demuestran que incluso las células

cerebrales -consideradas hasta hace poco, elementos vitalicios del organismo se  renuevan periódicamente. Jonas Frisen, biólogo celular del Instituto Karolinska de Estocolmo, ha demostrado que la edad promedio de todas las células del organismo de un adulto puede ser tan sólo de entre siete y diez años. Esto ya lo sabían los intuitivos maestros orientales, pues en los antiguos textos hablaban de un período de siete años para la completa renovación del organismo.

Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿por qué tenemos órganos defectuosos cuando periódicamente los estamos renovando? ¿Por qué una persona “sufre” del hígado, si sus células hepáticas viven solo seis semanas y en el arco de un año las habrá renovado por completo? Para encontrar respuestas, debemos por fuerza perder algo de tiempo y comprender cómo funciona esta unidad orgánica que es la célula. En realidad no es “perder tiempo”, sino invertirlo en conocimientos básicos que nos harán más sanos y menos dependientes de curaciones externas. En la correcta renovación celular encontraremos la clave para recuperar la salud y la plenitud, tarea que sólo nosotros podemos llevar a cabo. Por otra parte, tomar consciencia de esta realidad nos permitirá abandonar el estado de resignación a la mediocridad. No ejercemos plenamente nuestro natural derecho a la plenitud física y mental. 

Nos parece que estar al 100% de nuestro potencial es utópico; por ello nos resignamos y aceptamos andar al 50%. Nos condicionan a pensar que el estado mediocre es “normal”. Siempre “algo” hay que tener, ya sea por envejecimiento, genética o virus. Y esto no es verdad. Ese “algo” no es natural y es solo la expresión del desequilibrio que nosotros mismos generamos por desconocimiento o condicionamiento mental, obstaculizando la “magia” de la permanente renovación celular.

por: Néstor Palmetti "Técnico en Dietética y Nutrición Natural - Director del Espacio Depurativo Villa de Las Rosas (Traslasierra) - Córdoba, Argentina " extracto del libro depuración corporal.
  
 Las grasas saturadas e insaturadas.

Los ácidos grasos saturados son así llamados debido a que sus cadenas largas de átomos de carbono contienen el número máximo posible de átomos de hidrógeno—es decir, están saturados con hidrógeno. Estos ácidos grasos tienen el punto de fusión más alto y son sólidos a temperatura ambiente. Las grasas saturadas son moléculas estables, y como tales es muy raro que cambien, haciendo casi imposible para el cuerpo el poder hacer algo constructivo con las grasas saturadas de nuestros alimentos.

Sí, nuestros cerebros son ricos en grasas saturadas, pero consumir grasas saturadas no mejorará nuestra función cerebral ni frenará su degeneración. De hecho, nuestros cuerpos simplemente no son capaces de utilizar las grasas saturadas. Cuando mucho, el cuerpo almacena estas grasas saturadas como grasa corporal y en el peor de los casos, las grasas se acumulan a través de las paredes arteriales.

¿Necesitamos ácido láurico del aceite de coco virgen?

El ácido láurico es el tema de una parte importante de investigación actual. Este ácido graso de cadena mediana se encuentra principalmente en la leche materna, los cocos y en su aceite, la mantequilla de cocoa, el aceite de palma, y el aceite de semilla de palma. Los últimos tres son grasas vegetales altamente saturadas. Mientras que el aceite de coco virgen puede mostrarse como un menor riesgo para la salud, cuando se consume crudo, comparado con las grasas cocinadas saturadas,

es aún así una grasa saturada y refinada que puede tapar arterias y que nuestro sistema digestivo no está diseñado para procesar59. Más adelante, en este capítulo, hablo más acerca de por qué los aceites en general no son saludables; por favor vea “El aceite no es un alimento saludable”.
Las propiedades antibacteriales y antimicrobiales del ácido láurico no son propiedades deseables, tal como el mercadeo engañoso nos quiere hacer creer. Un antibiótico (literalmente significa “anti-vida”) no es en realidad la propiedad que buscamos en un alimento. El ambiente interno de un adulto saludable que come una dieta baja en grasa y baja en toxinas no alberga un exceso de bacterias dañinas60. Cuando desarrollamos hábitos sanos de vida, nuestro cuerpo cuenta con todos los recursos que necesita para cuidarse por si mismo.

Los ácidos grasos insaturados forman la gran parte de las grasas de las plantas. Las grasas monoinsaturadas contienen un enlace doble o triple; las grasas poliinsaturadas tienen dos o más dobles enlaces. Los átomos de hidrógeno son eliminados donde se forman los dobles enlaces. El cuerpo añade hidrógeno, un proceso que satura la grasa. En otras palabras, la molécula de grasa insaturada es maleable y está sujeta a cambiar en el cuerpo. El cuerpo puede trabajar con ella y utilizarla. Entonces integra estas grasas saturadas auto-manufacturadas en nuestra estructura corporal a como va siendo necesario.

 Los ácidos grasos monoinsaturados pueden acomodar un solo par de átomos de hidrógeno. Los aceites monoinsaturados tienen un punto de fusión más bajo que los ácidos grasos saturados. Los alimentos del tipo plantas crudas y enteras que son fuentes de grasa monoinsaturada incluyen aguacates, almendras, y otras nueces y semillas y sus mantequillas.

Los ácidos grasos poliinsaturados son los menos saturados, con espacio para dos o más pares de átomos de hidrógeno. Los aceites poliinsaturados tienen puntos de fusión todavía más bajos, lo que significa que todos son líquidos a temperatura ambiente. Las fuentes de plantas crudas y enteras de este tipo de grasa incluyen a las nueces de castilla, otras nueces y semillas y sus mantequillas, así como también los vegetales de hojas verdes. Generalmente, entre menos saturado el ácido graso, más fácilmente puede ser utilizado por el cuerpo.
  
Proporción S/P.

Los nutriólogos han recomendado una proporción saludable de grasas saturadas a poliinsaturadas por los últimos 50 años. La proporción se llama la “proporción S/P.” Esta proporción que se sugiere como la mejor para la salud ha sido colocado en un 20/80 (20% saturada a 80% poliinsaturada). Este un estándar aceptado en el mundo de la nutrición.

Nótese que la proporción S/P de la mayoría de las plantas, incluyendo las nueces y semillas, tienen este ideal: 20/80, o están extremadamente cerca. La proporción de ácidos grasos saturados a poliinsaturados en la mayoría de los alimentos de origen animal es 80/20, justo la proporción opuesta que nosotros requerimos.

Cuando discutimos qué tan valiosos son para la salud los distintos tipos de grasas, es importante recordar la proporción S/P. La estructura de la grasa que nosotros consumimos afecta muy profundamente la función corporal. Conforme este número tiende hacia las grasas saturadas en la dieta, observamos incrementos en aterosclerosis y otras formas de enfermedad de corazón, el asesino número uno en el mundo occidentalizado. Es literalmente imposible lograr una proporción S/P saludable mientras incluimos productos de origen animal en nuestras dietas.

fuente de información: libro 80/10/10 por Dr. Douglas Graham.

Consumo de AGT y sus implicaciones en la salud
"Ácidos grasos trans"
  
Han pasado muchos años desde que la industria de alimentos empezó a utilizar el proceso de hidrogenación para elaborar alimentos alternativos a las grasas saturadas, sin embargo, la prevalencia de enfermedades cardiovasculares en el mundo no ha disminuido. Numerosas investigaciones han mostrado que los AGT tienen un efecto adverso en la salud, incluso mayor al daño producido por las grasas saturadas. Este efecto se ha visto reflejado principalmente en alteraciones del perfil lipídico y del sistema cardiovascular. Además, se ha reportado una relación con la diabetes mellitus, ciertos tipos del cáncer y la obesidad.

 Enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo

Los estudios epidemiológicos realizados desde los años 70´s a la fecha, han mostrado una fuerte asociación entre el tipo de grasa consumida con un aumento en el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

En un meta-análisis de estudios prospectivos, Mozaffarian y cols.21 encontraron que un aumento del 2% en la ingesta total de energía diaria proveniente de AGT se asocia con un 23% de aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular. El estudio de salud de las enfermeras realizado en Estados Unidos (Nurse´s Health Study), siguió a una cohorte de más de 121,000 mujeres durante 20 años a partir de 1976. Los resultados de esta investigación determinaron que existe una relación entre un consumo elevado de ácidos grasos trans con un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.  Datos similares fueron obtenidos por Oomen y cols.en un estudio de cohorte a 10 años realizado en 667 adultos, encontrando que un elevado consumo de AGT contribuye al riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria.

fuente de información: NutriciónHospitalaria.


Nota de Bible prophecy: tal como lo dijo Néstor Palmetti "Técnico en Dietética y Nutrición Natural, las personas tiene el organismo intoxicado, el alto consumo de grasas saturadas que se encuentran en las carnes, lácteos , en los productos alimenticios industriales,  el alto consumo de sal de mesa, el alto consumo de aceite refinados, la cocción de los alimentos, el alto consumo de azúcar en los refrescos y azucares artificiales , como ejemplo de algunos , son los causantes de que el hombre tenga su organismo intoxicado,  es necesario  limpiar nuestro organismo de las toxinas, que se han generado con el paso del tiempo, con alimentos vivos libres de químicos y ingredientes artificiales.

Shalom.
Javier Reyes
Bible prophecy.